Llevamos una buena temporada encerrados en la celda conversacional del independentismo catalán. Sin embargo, al menos en los medios que yo manejo, en esa celda solo se habla de las nuevas elecciones de dentro de una semana y de la aplicación del 155. Me parece una lástima que no se aproveche la ocasión para hablar de cosas de más enjundia que bien podrían pasar por la modificación de la Constitución del 78. En cualquier caso todo esto me ha traído a la cabeza recuerdos antiguos sobre discusiones en épocas bastantes difíciles para mi.
El 3 de febrero del 2004 escribí en Expansión, cuyo Consejo Editorial presidía, una columna sobre el libro de Alesina y Spolaore y, basándome en él, aproveché para enfatizar la oportunidad histórica que tenía España de influir en Europa en el camino hacia la Confederación basándose en el sistema autonómico vigente en la Constitución. Me divirtió a la sazón la airada reacción de una prensa económica que aprovechaba la ocasión para meterse conmigo. He aquí un bonito ejemplo debido a Alberto Recarte en Libertad Digital :
El pasado martes, el periódico Expansión publicó un artículo de Juan Urrutia, un nacionalista del PNV, en el que, confusamente, arteramente, se abogaba por la ruptura de España. Hasta aquí, nada extraordinario, pues su autor fue consejero de Educación en el gobierno de Garaicoechea, y como tal colaboró para discriminar y perseguir a los no nacionalistas. La tesis del artículo, la defensa de la secesión del País Vasco, utiliza argumentos falsificados, que justificarían la ruptura de España en aras de la flexibilidad económica necesaria en un mundo globalizado
Hay más ejemplos con nombres bien conocidos; pero creo que es mejor olvidarlos ya que estas confrontaciones no me hicieron cambiar de opinión y así en el año 2006, el 11 de enero, volvía a la carga con esa idea de Confederación que no he abandonado. Con el título de Confederalismo marcha atrás pretendía hacer ver que las nuevas condiciones del mundo como la globalización y la digitalización, así como la facilidad para generar redes de sujetos, hacían posible revertir el camino histórico hacia la formación de grandes Estados y volver hacia un mundo de pequeñas comunidades identificadas por rasgos, llamados aveces "memes", que hacen disminuir los costes de producción y de transacción.
Y entre estas dos fechas tendría que mencionar otros artículos relevantes también en Expansión; pero aquí hoy me limitaré al de de septiembre 2005 sobre disipación de rentas a través de la promiscuidad o la tolerancia a la diferencia. En un contexto un tanto diferente como es el de las empresas tecnológicas trataba yo de hacer ver que con la aceptación de las características de los otros se alcanzarían formas de hacer las cosas mucho más productivas. Y ahora añado que esa tolerancia o promiscuidad florece en estados confederales y en el límite en un mundo confederal.
Pues bien, el caso de Cataluña, como en su día el del País Vasco con Ibarreche humillado en el Congreso, debería hoy hacernos pensar sobre estas cosas a fin de aprovechar la ocasión para cambiar la Constitución del 78 y elaborar otra en la que, por ejemplo, se extendiera la posibilidad del Concierto Económico vasco y su correspondiente Cupo a todas las Comunidades que lo desearan. La productividad de España aumentaría si mis razonamientos son correctos. El camino no sería fácil pues el centro (Madrid) vería algunas de sus rentas (las de capitalidad) reducidas. Pero finalmente triunfaría la razón y yo tendría la oportunidad de entonar un sonoro Ya lo dije