Hace dos días decía en un micropost que ciertas obligaciones me iban a impedir escribir sobre algo que me dió que pensar. Se trataba de una tertulia esperpéntica sobre la donación de Amancio Ortega que ha dedicado 300 millones de euros para la adquisición en cada Comunidad Autónoma de aparatos sofisticados para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Creo recordar que la tertulia tuvo lugar en 13TV por la noche, del miércoles supongo.
Los tertulianos comenzaron por alabar la mágnífica sanidad que tiene España y alabando la generosidad de el dueño de Inditex y uno de los hombres más ricos del mundo. Y al coro se unió el invitado de la noche que algo tenía que ver con el Ministerio de Sanidad pero cuyo nombre no recuerdo. Este coro rompió la dignidad de esa música cuando, por teléfono, fue entrevistada una señora llamada Mª Luisa Lores y que pertenece a la «Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública», federación formada por las correspondientes asociaciones de las Comunidades Autónomas todas ellas con muchos años encima de defensa de esta sanidad pública que muchas veces parece atacada por la sanidad privada. Esta señora, radióloga y antigua directora del Complejo Hospitalario de Pontevedra, puso en duda la utilidad de esa inversión:
Amancio Ortega da ese dinero para comprar equipos, igual ese dinero no nos interesa, porque derivará mucho más dinero a la tecnología, y mucho menos a la atención primaria
Esta señora no estuvo muy clara en su intervención y mezcló diversos temas desde un punto de vista que indignó a los tertulianos. Este punto de vista es el correspondiente a los defensores politizados de esta sanidad pública que funciona tan bien en general, pero que últimamente ha sufrido los ataques de la sanidad privada allí donde manda la derecha. Su punto de vista era que la sanidad pública tiene que funcionar con fondos púbicos y no de la caridad, de forma que Amancio Ortega debería haber dedicado ese dinero a otras cosas. Aquí se inició el follón pues los tertulianos no podían entender que alguién rechazara un dinero que iba a mejorar claramente el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Rechazar el dinero resultaba idiota para todos y cada uno de los miembros de la tertulia que se extendía poniendo ejemplos triviales.
El tono general obligó a Mª Luisa Lores a cambiar de tercio y acusar a Ortega de no pagar los impuestos que debía pagar de acuerdo con su fortuna y sus ingresos, impuestos estos que luego podrían ser dedicados a lo que los representantes del pueblo decidieran. Nadie, sin embargo, supo responder que este dinero es de la Fundación correspondiente que, con certeza hará su declaración de renta correspondiente, y todos se limitaron a tratar de hacer ver que ese rechazo de una donación era una locura que solo revelaba lo que era una ideología de izquierdas en la peor de sus versiones. Entre estas diatribas la señora Lores pretendía añadir algo por el teléfono a través del que intervenía en el programa. Y, entre otras cosas, dio los datos de cómo habían aumentado enormemente los casos de diversos cánceres que ya se detectan, datos estos que aumnetaron el desconcierto de los tertulianos que casi de golpe elevaron el tono de la discusión a niveles para mí desconocidos por su falta de respeto y su incapacidad de ver más allá de lo aparentemente obvio.
En estas condiciones tenía que salir la presunta explotación de Inditex a niños en países lejanos que, al cobrar tan poco, explicaban los precios bajos que Inditex se podía permitir cargar a sus clientes y, desde luego, las trampas fiscales que los ricos se pueden permitir. Nada de esto parecía tener relación directa con la donación con la que se inició la discusión; pero nadie fue capaz de encauzar la discusión por caminos menos trillados, ni siquiera el señor relacionado con el Minsterio de Sanidad que, hasta donde yo recuerdo, se limitó a glosar sus propios títulos y la indubitable superioridad de sus opiniones.
Y, sin embargo, en el fondo de este tema, hay un debate potencial que no deberíamos orillar y que, de mala manera, se podía inducir de los comentarios de la representante de la asociación de defensores de la sanidad pública. Léase con atención lo siguiente:
María Luisa Lores, radióloga y antigua directora del Complejo Hospitalario de Pontevedra, y ha puesto en duda la utilidad de esa inversión: «Amancio Ortega da ese dinero para comprar equipos, igual ese dinero no nos interesa, porque derivará mucho más dinero a la tecnología, y mucho menos a la atención primaria»
De repente me saltó a la cabeza la ya eterna discusión de la propiedad intelectual en el campo de la industria farmacéutica. Se arguye, a menudo por gente no versada, que ese copyright es necesario para incentivar la investigación sin la cual los medicamentos no mejorarían y la gente tendría peor salud. En otros lugares que ahora no vienen a cuento yo mismo me he hecho eco de ideas un poco más sofisticadas que muestran que la eliminación de la propiedad intelectual y la correspondiente propiedad pública de las innovaciones intelectuales puede muy bien incrementar el conocimiento.
Ni que decir tiene que estas ideas elaboradas en primer lugar por Boldrin y Levine no han sido suficientes para cambiar la situación en materia de [[propiedad intelectual]]; pero, si algún día ésta mejora, será obvio que en buena parte será debido a esas ideas novedosas. En principio no hay paralelismo obvio entre esta propiedad intelectual y el asunto que nos concierne sobre la adecuada o inadecuada generosidad de los ricos más allá de la presunta falta de generosidad de estos que solo mirarían a su propio interés lo mismo que las firmas farmacéuticas.
Y sin embargo, pienso que en ambos casos se trata de una cuestión de incentivos que puede solventarse de mejor manera que la presuntamente obvia. No debía extrañarnos que, en buena parte, el incremento en el número de cánceres detectados por los nuevos aparatos se deba a que no se presta suficiente atención a los primeros síntomas por falta de financiación para la atención primaria. Y en este sentido no es tonto defender una mayor financiación a favor de esa atención primaria. Financiación esta que podría venir de una menor inversión en problemas sanitarios más sofisticados.
Me pareció entonces, y me sigue pareciendo ahora, que el lío que se montó en el cascabel de 13TV y que llegó al punto del insulto por parte de un tertuliano a la persona menos capaz de defender su punto de vista, no solo no es propio de un país desarrollado, sino que muestra una de las mayores dificultades para progresar, la incapacidad para sobrepasar lo que parece obvio.