Una Pausa

Publicado el 29/12/2017

AniversarioPor primera vez en muchos años, a partir de mañana estaré más de una semana sin mi ordenador portátil. No es que no pueda llevarlo en la maleta al sur de Tenerife y utilizarlo allí mientras conmemoramos, Marisa y yo, nuestras bodas de oro. Fue el 3 de enero del año 1968, nada menos que el sesenta y ocho, año mítico donde los haya. Podría, pero no quiero pues lo que deseo en fecha tan señalada es acercarme a aquella época lo más posible y en aquel entonces no existía esta tecnología digital.

En cualquier caso estaremos acompañados por hijos y nietos y tanto Rafa como Itziar seguro que no se desprenderán de sus tablets por lo que tendré que hacer un gran esfuerzo para no pedirles permiso para utilizarlas y entrar en mi ordenador por si ha llegado alguna de esas noticias que no me llegan al teléfono móvil. Espero ser capaz de no hacerlo y de volver cincuenta años atrás y recuperar parte del entusiasmo con el que enfrentábamos una nueva manera de vivir.

Estar en medio del océano y alejado de toda tentación de pertenencia a nada es el equivalente espacial de la pausa en el tiempo y ambos juntos conforman una forma de entrar en una nueva vida totalmente alejada de nostalgia alguna. No, no cabe la nostalgia pues se necesita en estos días toda la energía posible para enfrentar un mundo en pleno cambio, al menos tan pleno como el de aquel año mítico que marcó nuestra juventud y nuestra vida adulta por lo menos hasta ahora.