Mis «maîtres à penser»

Publicado el 28/04/2017

juan urrutia

Llevo meses reorganizando la biblioteca de mi despacho y, de vez en cuando, topo con obras de maestros del pensamiento económico que dejaron en mí una huella clara, en buena parte, pienso, por su disidencia innata. En el capítulo 1 de el libro de Dani Rodrik, «Economic Rules», que ha devenido un verdadero best seller, este autor cita a Leijonhufvud y a Boulding, curiosamente ambos dos europeos pero que yo conocí en los EE.UU. y de los que ya he hablado en este blog en varias ocasiones.

En su deseo de aclarar lo que realmente hacen los economistas Rodrik cita en primer lugar al excéntrico Leijonhufvud quien en 1973 escribió, en un artículo de antropología del economista, y según la traducción española del libro de Rodrik, que:

lo que define a la tribu de los econ es su obsesión por lo que él llamaba los modlos, una referencia a los estilizados modelos matemáticos que constituyen la herramienta principal en la labor de los economistas

Y, en segundo lugar, al disidente Boulding:

Las matemáticas han traído el rigor a la Economía; por desgaracia también le han traído el mortis

La imagen de los que hacen la ciencia económica que se deriva de estas dos citas no es demasiado bella; pero tanto el uno como el otro de estos dos sabios sabían que no todas las ideas han de ser matemáticas y que el contenido profundo de lo que aspira a ser una ciencia va más allá del uso de las matemáticas o su ausencia.

Por otro lado también he topado, en mi búsqueda, con la primera versión de las Foundations de Samuelson a quien también conocí, pero solo de una manera superficial a diferencia del caso de los dos anteriores, pero sin duda un «maître à penser». Me detuve un rato examinando el ejemplar con el que me hice hace más de cuarenta años y que stá cuidadosamente subrayado.

Volví a disfrutar con el «principio de correspondencia» sobre el que escribí hace ya años al morir su «autor» (Samuelson) y que parecería hoy olvidado . Pero lo que realmente me emocionó fue volver a leer la larga cita que Samuelson, al final de sus agradecimientos hace a Boulding:

One of the finest spirits of our time- economist´s economist, poet, mystic, master of all trades in the social sciences, and my old friend.

Se trata del último párrafo del artículo de Boulding en su recension del Journal of Political Economy:

The Foundations is an important book. It should be studied not only by the mathematically baptized but also by those who, like myself, hang on to n-dimensions by the skin of their teeth. No economist who studies it can fail to profit by it. Never the less, the present reviewer cannot help feeling a certain sens of rapidely diminishing marginal productivity in the application of mathematics to economics. There is an exclusive failure of John Stuart Mill about the Foundations which make it seem less like a foundation than a coping stone, finishing the edifice which does not have much further to go. It may well be that the slovenly literary borderland between economics and sociology will be the the most fruitful building ground during the years to come and that mathematical economics will remain too flawless in its perfection to be very fruitful.

Ni que decir que en esa misma introducción Samuelson recuerda a su amigo Boulding cómo su olfato estaba un tanto equivocado aunque le concede que no hay forma de decir «I love you» en lenguaje matemático. Hoy a la vista de las ideas de Rodrik podemos reconocer que las matemáticas no han sido superfluas en la economía aunque eso no nos libra de ser críticos con muchos nuevos desarrollos.

En cualquier caso pienso que los tres «maîtres à penser» que he mencionado deberían constituir un triángulo mágico a efectos de decidir nuestra manera de proceder en Economía. Sin embargo la verdad es que tanto el Principio de Correspondencia de Samuelson, como la insistencia en el desequilibrio de Leijonhufvud y como la amplitud de la temática que Boulding desea para la Economía, parecen hoy asuntos olvidados a pesar del incremento en la amplitud de esta ciencia. Pero también pienso que ideas como las de Rodrik en ese libro recién traducido o como las de Rubinstein en el artículo reciente del Journal of Economic Literature no pueden enmudecer los ecos del triángulo mágico.