Soy un lector infiel, pero bastante asiduo, de esta revista de pensamiento económico-financiero y política en un mundo global con muchos años de historia que se llama The Economist. El número 9036 dedicó su portada a Erdogan y el peligro de que Turquía se deslizara hacia la dictadura y cubría, según su portada, desde el 15 al 21 de abril. Como casi cada semana lo adquirí ese sábado 15. El sábado 22 me acerqué a mi kiosko habitual y el kioskero me dijo extrañado que no había llegado. Después de una búsqueda bastante intensa lo conseguí adquirir el lunes 24.Este número 9037l llevaba una portada dedicada a las elecciones francesas cuyos resultados eran conocidos desde la noche anterior.
Durante dos días pensé un poco angustiado que la situación del Reino Unido a partir del anuncio del Brexit podría haber desestabilizado el negocio y quizá habían cerrado esta publicación de gran solera. Ahora respiro tranquilo pues parece que no es ese el caso aunque el retraso puede deberse a algún problema relacionado con la producción física de la revista que consumimos en España. Lo que, quizá podría ser también producto del Brexit.
Ya veremos; pero no quiero dejar pasar la ocasión de mis dos días de angustia para dejar escrito lo importante que es para muchos de nosotros este producto tan británico y que yo, en particular, tanto admiro.